José Cruz Camargo
Me miraba a los ojos
con las medias deshechas
venía de un rincón nocturno
quería dejar el mundo
hincada a su puerta.
Bajo luces quebradas
por humos bohemios
entramos a una cantina
nadamos esa neblina
trazando una estela.
Empapada de miedo
sin fondo en el alma
le vi el rostro a sus palabras.
Brilló una estrella
renovada
en su boca muerta.
Me besaba los labios
apurada de hombre
el frío la mordió en un muslo
quería dejar el mundo
hincada a su puerta...
Nos amamos penosamente
como dos niños que se descubren de repente
arrugas en el cuello.
Su voz
estirada y plana
se fue alejando lentamente de la ventana
rumbo al misterio.
¡Ah! Esa nave ciega
¡Ah! Esa noche negra
¡Ah! Esa latitud
¡Ah!, que no está en el mapa.
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